Mientras escribo los primeros artículos para los amigos hispanos de Estados Unidos, mi hijo pone en el reproductor de DVD, que está bajo el televisor (utiliza su pantalla) todo un concierto de Bruce Springsteen. A mí, particularmente me emociona The River, pero él, mi hijo lo devora todo, lo deglute todo. lo asimila todo y lo predica todo; todo lo que exhala el cantante inconformista de Freehold (New Jersey). Uno (que soy yo), a estas alturas de la vida, hace ya balance, lo va comparando todo, y, aún no perdiendo la capacidad de asombro, porque nunca se sabe lo que puede pasar, hace memoria, medita y escribe... Uno no sabe hacer nada más. Tal vez ni esto.
Uno sospesa, dentro del espectro social de USA, quién resulta más representativo: Frank Sinatra con sus Extraños en la noche (“Strangers in the nigth”) o el Bruce nocturno de Demuéstralo toda la noche (“Prove It All Nigth). Sinatra, por sus rumoreadas relaciones con la mafia, no fue nunca muy bien visto en España, pero sí muy bien oído... Es decir, una cuestión serían sus roles personales y otra, la calidad de sus interpretaciones líricas y cinematográficas. Sinatra se presentó en España para darle un bofetón a Ava Gadner porque ésta se había acostado con Mario Cabré, un torero y poeta genial; luego, Ava, se pasó también por la cama a Luis Miguel, “Dominguín”, otro torero que, levantado el dedo índice en la arena de una plaza, expresó ser el “number one”... en todo. Con Ava Gadaner, dicen las crónicas que Frank vivió seis años, nada en la cultura matrimonial latina; aunque ahora las cosas han cambiado y las parejas se casan y se “descasan” como quien toma el autobús, para gran disgusto de los obispos que ni se casan ni se supone que tienen trato carnal, lo cual también forma parte de la cultura hispana.
Sea como fuere, lo cierto es que mi hijo admira a un tipo contestatario que es unos años más viejo que yo. Y yo veo que tiene sus homólogos en España (Paco Ibáñez, J.M. Serrat, Joaquín Sabina, etc..., como Sinatra tuvo a Julio Iglesias, que parece seguir la escuela de Sinatra, aunque no es ni su sombra...
Hay una parte poblacional de los Estados Unidos (recordamos cómo fue masacrada en nuestra guerra civil la Brigada Lincon … ) que es soñadora e idealista, y la otra, también, aunque más recogida dentro de su caparazón. Lo que distingue a una de la otra es más bien nada. La izquierda, abandonado el marxismo, ha optado por incrementar algo más el gasto social, y nada más. Un escritor español, de Cataluña, Josep Pla, dijo que lo que más se parecía a un español de izquierdas era un español de derechas. Y puede que su pensamiento sea transferible a los Estados Unidos. Éste es el nudo gordiano del artículo: quizá perseguir lo mismo desde planos no tan opuestos. Don Quijote, personaje de ficción, pero trasunto del personaje real Miguel de Cervantes, quiso cambiar la sociedad desde la locura, pero el sistema, desde su locura (sólo la locura puede con la locura, de ahí que la mayor parte de psiquiatras estén locos) le devolvió a la realidad. Y murió cuerdo, pero en paz con su conciencia....: Así llega a mi mente el Mi vida (“My Way”) de Sinatra, que dice: “Ya se acerca el final/ ya veo el telón... He recorrido todos los caminos,/ pero lo mejor de todo/ es que lo hice a mi manera”. Don Quijote dijo algo así como “puesto ya un pie en el estribo...”, además de que “en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño” y que “por la libertad, se puede, y debe, aventurar la vida”. En el decir de Sinatra: “Es cierto que la vida me golpeó, pero viví a mi manera”.
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Bruce Springsteen, sobrecoge cuando canta: “Todo el mundo tiene un secreto, / algo a lo que no puede enfrentarse. Algunos tratan de guardarlo toda la vida, / lo llevan consigo a cada paso que dan, / hasta que un día lo sueltan”.... Ese secreto del que habla Springsteen, tan cierto como la utopía libertaria de Don Quijote, o la falsa creencia de Frank que piensa que todo lo hizo a su manera, cuando, de hecho, pudieron condicionarle la vida desde Ava Gadner a Lucky Luciano, pasando por JFK, es lo que nos hace “huir hacia delante” y creernos nosotros mismos que somos los héroes y forjadores de nuestra libertad. Esa ficción de la libertad, esa necesaria esquizofrenia que nos hace creer que existe es la que, a la postre, nos unifica: “Los perros aúllan en la calle principal porque saben/ que si tuviera un momento en mis manos,/ Señor, no soy un niño, no; / soy un hombre, / y creo en una tierra prometida”.
Es posible que esté dicho todo, que ya el artículo esté escrito. Más extenso, demasiado largo; menos, se queda en nada.
Sólo me faltan un par de notas finales: una, Frank Sinatra y Bruce Springsteen pertenecen al Estado de New Jersey; y dos, en 1996, cuando el autor de My Way cumplía 80 años, se organizó un concierto benéfico en Los Ángeles, concretamente en el Shirne Auditorium, en el que, además de Bob Dylan, intervino Bruce Springsteen.
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