Saturday, November 11, 2006

El Plan Marshall o La soledad de España...

En el día de hoy…, que fue el del 1 de abril de 1939, unos, los vencedores, dijeron que había llegado la paz; otros, los perdedores, o no dijeron nada, o que ya volverían, o quizá, los más lúcidos (ejemplo: Fernando Fernán Gómez, en Las bicicletas son para el verano) se limitaron a decir que “había llegado la victoria”.

Tras los años inmediatos a la tal victoria, años de juicios sumarísimos, fusilamientos masivos, purgas, exilios y lucha despiadada contra la guerrilla montaraz que fue el maquis (un colectivo al que ni tan siquiera se le dio la oportunidad de rendirse, porque se pretendía su aniquilación total, que no se consiguió…), los supervivientes de los dos bandos: camisas viejas, republicanos excarcelados, neoconversos al régimen de Franco, entre cartillas de racionamiento, homilías inquisitoriales, remedios para las pasadas enfermedades venéreas, canciones de Celia Gámez, hambre y pesadumbre, se vieron forzados a reinventar la vida... Tampoco a "replantearse" España, porque yo creo que tenían (y tenemos) como asumido que nuestros dramas son cíclicos y que como nada puede hacerse contra ellos, España nunca morirá.

En 1943, uno de los hombres (gracias Dios, hoy en vida) más lúcidos y de mirada más tierna, dolida y compasiva que este país ha parido, Luis García Berlanga, partía hacia Rusia en la División Azul (un invento de Ramón Serrano Súñer (“Rusia es culpable”, dixit) para corresponderle a Hitler por el envío a España de material de guerra y de la Legión Cóndor). Berlanga marchó para " combatir al comunismo" y, "de paso", intentar evitar las posibles represalias del nuevo régimen contra su padre republicano (gobernador civil de Valencia) con denominación de origen “Utiel-Requena”; de vieja cepa, partícipe en la Sanjuanada contra la dictadura (un tanto chusca) de don Miguel Primo de Rivera. Las experiencias vitales de Luis García Berlanga, la sensibilidad altísima, en grados ASA de su retina, su corazón noble, de hombre bueno y tolerante, que unas veces viviendo entre republicanos y combatiendo con ellos (siquiera en el botiquín de la 40 División), otras, teniendo por compañeros a sus antiguos enemigos, los falangistas, en las estepas rusas; otras, deambulando entre burdeles y antrillos, como erotómano, o cachondo mental, que es más comprensible, libre de odios y amador por igual, diría yo, de las llamadas "dos Españas", le hicieron preguntarse cómo un pueblo en realidad generoso, solidario, valiente y honrado como es el español había podido enzarzarse en un conflicto tan aberrante... Cómo, normalizada hasta cierto punto nuestra vida, tal cual decía antes, un proyecto de ayuda a la reconstrucción de los países devastados por la guerra europea de 1939 -1945 (en España se creó en 1938, bajo la inspiración social del falangismo, un nada despreciable pero carismático departamento que se llamó “Regiones devastadas”), la vieja "piel de toro" quedaba excluida de la prodigalidad de los nuevos vencedores.

El citado proyecto amaricano recibió el nombre de Plan Marshall, en honor del secretario de Estado de los Estados Unidos de América, George Marshall, y fue diseñado, entre otros, por William L. Clayton y George F. Kennan. Los países del área soviética no se vieron incluidos en él por los recelos que despertaba en Josef Stalin, temeroso de que con la ayuda se infiltrara el capitalismo en esos territorios. Fue programado para cuatro años de vigencia: 1947-1951. Los estados europeos beneficiados recibieron de los Estados Unidos de América 13.000.000.000 de dólares. Yugoslavía sí recibió ayuda económica, aunque no expresamente reconocida como del Plan Marsahall. De Japón, los Estados Unidos (grandísima potencia industrial que, transformada en industria de guerra, les permitió ganarla) tampoco quisieron saber nada hasta los años 50 (como España), años en los que su territorio sirvió de base logística para la lucha que desarrollaban en Corea contra el enemigo comunista, por resolución de Naciones Unidas.
... En 1952 acaecieron una serie de hechos trascendentales: en España se suprimieron las cartillas de racionamiento, nací yo, se iniciaron las negociaciones con los EEUU (“los americanos”) y, en ese macropaís, ganaba las elecciones el general Dwigth D. Eisenhower (IK), algo que Franco supo capitalizar muy bien. La soledad de España, de alguna manera, empezó a ser quebrada el 14 de diciembre de 1955, cuando, siendo embajador en este supraorganismo Jaime Sebastián de Erice y O ´Shea, el régimen de Franco pasó a ser miembro de pleno derecho, derrotando, de alguna (ya dijo Unamuno “¡Ay, de los vencidos!” al gobierno republicano en el exilio. El 22 de junio de 1985 (junto con Portugal), ejerciendo como ministro de AAEE Fernando Morán, el presidente del Gobierno, Felipe González Márquez, firmaba el Tratado de Adhesión de España a la Comunidad Económica Europea. Y, como ciudadanos de esta nación, muchos perseveramos en su continuidad.



LOS QUE ESTUDIARON LA POSTGUERRA

Que Luis García Berlanga (liberal republicano) colaborara con Juan Antonio Bardem (marxista) para elaborar una película con un alcalde franquista tierno, inocente y sentimental, no es nada extraño. Berlanga, también blascoibañista, es un grandísimo patriota republicano (como lo fue don Vicente) que, incomprendido, o demasiado comprendido, por el Poder, recibió críticas de éste; como la siguiente, de 1969: Consideramos la filmografía de Luis G. Berlanga como altamente inadecuada para su exhibición en cines españoles. Su falta de patriotismo es alarmante y rebosa comunismo, masonería y libertinaje, todos impropios de esta regia nación, una, grande, libre, católica, apostólica y romana.

… Nunca se sabrá la extraña coincidencia que se da entre tipos tan poco coincidentes como Camilo José Cela (1) (derecha escéptica, con ciertos ribetes de comprensión de la izquierda), Luis Martín Santos (2) (izquierda socialista) y Fernando Vizcaíno Casas (3) (derecha franquista). Estas tres personas resultan surrealistamente complementarias, integradas/sintetizadas en la personalidad de Garcia Berlanga.

1.- Camilo José Cela, desde su mirada monárquica, tan próxima a la republicana de
Berlanga, ve con tristísima ironía una ciudad, Madrid, 1942, como una colmena donde todos sus habitantes son personajes (novela coral, estilo Manhatan Transfer, de John Dos Passos). Pero, en realidad, todos giran en torno a la figura del escritor, personificada en la vida, urbana y transterrada, de Martín Marco. Censurada por el régimen, la obra tuvo que publicarse en Argentina. Se trata de una de sus novelas más representativas.

2.- Tiempo de Silencio, de Luis Martín Santos, tomando como referencia la personalidad de don Santiago Ramón y Cajal, ofrece una visión igualmente monótona y lúgubre del Madrid de aquellos años. Hay en esta novela mucho barojismo (también Baroja era médico). Pedro, el protagonista, estudia el cáncer con los ratones que le proporciona El Muecas.. Sufridor de una serie de desgraciados hechos (al estilo del Andrés Hurtado de El árbol de la ciencia) acaba vencido por la sordidez de aquella España. Literariamente, no llega al dominio prodigioso que del lenguaje hace Camilo José Cela. Luis Martín Santos se mató en accidente de tráfico, en 1988.


3.- La España de la postguerra, de Fernando Vizcaíno Casas, quizá por ser uno de sus libros de menor tirada, es lo mejor de toda su producción. No se trata de ninguna novela, sino de una especie de ensayo histórico (parcial) sobre aquellos años. Se acerca en ironía (recuerda por ejemplo el ingenioso anuncio del propietario de una tienda de sombreros que percatándose de la necesidad vital para cualquier ciudadano de alejamiento de las ideas izquierdistas y acercamiento a las costumbres de la llamada “gente de orden”, ideó un anuncio genial: Los rojos no usaban sombrero) a Cela y Berlanga, pero omite o trivializa la dramática existencia de miles de personas.


LA PELÍCULA … DEL SUEÑO AMERICANO

El argumento de Bienvenido, Mister Marshall es conocido por todos los españoles de bien... Y sigue el esquema típico de las representaciones literarias: planteamiento (1), nudo (2) y desenlace (3).

1.- A Villar del Río, un pueblo castellano de vida monótona y lenta, llegan la cantante Carmen Vargas (Lolita Sevilla) y su representante, Manolo (Manolo Morán). Un emisario del gobierno hace saber a las autoridades municipales que van a ser vistadas por una comisión del Plan Marsahll. El alcalde es inocente, bonachón, soñador y medio sordo. Se plantean, pues, cómo obetener el mayor beneficio posible de los delegados americanos. El representante de la artista, un hombre mundo…, ayuda con su imaginación y experiencia. De manera tal que optan por ofrecer a los visitantes la estampa de un pueblo clásico andaluz, por su mayor romanticismo y conexión con la España típica: las calles blancas y enrejadas, los toros, el flamenco, etc.. Pero surgen dos voces discrepantes: la del cura (la Iglesia, guardadora de los valores católicos contra las herejías luteranas) y la del viejo hidalgo, que vive la ensoñación del viejo Imperio y viene a representar el resquemor de los españoles del 98; es decir, la suya, es la dignidad de España.


2.- Puestos todos al trabajo, van transformando el pueblo rápidamente… Y antes incluso de que lleguen los del Plan Marshall, que parece ser que van a remediar todas las necesidades del pueblo y satisfacer todos los sueños de sus habitantes, va penetrando en ellos el “sueño americano”, el american way of life… De tal manera que a muchos se les transtorna la mente y hasta el alcalde sueña que va a protagonizar un duelo con el representante de la artista en el bar del pueblo, transformado en saloon. Una magistral interpretación de José Isbert


3.- El desenlace es fatal, decepcionante, pesimista… Después de tanto esfuerzo y de representar tantas veces las escenas de la bienvenida (famosa es la canción donde todos desfilan felices esperando la llegada de “los americanos”...

(Los yanquis han venido,
olé salero, con mil regalos,
y a las niñas bonitas
van a obsequiar con aeroplanos,
con aeroplanos de chorro libre
que corta el aire,
y también rascacielos, bien conservaos
en frigidaire.


Estribillo:

Americanos,
vienen a España
guapos y sanos,
viva el tronío
de ese gran pueblo
con poderío,
olé Virginia,
y Michigan,
y viva Texas, que no está mal,
os recibimos
americanos con alegría,
olé mi mare,
olé mi suegra y
olé mi tía."
"El plan Marshall nos llega
del extranjero pa nuestro avío,
y con tantos parneses
va a echar buen pelo
Villar del Río.
Traerán divisas pá quien toree
mejor corría,
y medias y camisas
pá las mositas más presumías...)


... la caravana automovilística de éstos cruza el pueblo a gran velocidad, sin detenerse tan siquiera a saludar a al comité de recepción, y todo vuelve a la abulia y tristeza de lo real…Pero el regreso a la prosaico se realiza serenamente, con abnegación y consciencia de su dignidad.



DESPUÉS DE MISTER MARSHALL…, LA SOLEDAD DE ESPAÑA…

… El Plan Marsahll no dejó ni un durodolar... El aislamiento (antes ya citado) se prolongó hasta la llegada de IK en 1959. En esos días se vivieron unas horas parecidas a las ficticias de Villar del Río de 1947… El alcalde de Madrid, José Fita, publicó un bando que tampoco desdecía gran cosa del berlanguiano de José Isbert desde el balcón del Ayuntamiento de Villar del Río: ¡Madrileños! Se aproxima el momento de la llegada del presidente Eisenhower y debemos meditar sobre la significación de este viaje impresionante, periplo asombroso que recuerda la predicación de san Pablo y los días en que el apóstol visitaba a pie las ciudades y los pueblos del imperio romano…

"Los americanos" instalaron sus bases, pagaron lo que pagaron… Llegaron las divisas de los emigrantes y las ninfómanas vikingas a Benidorm y Torremolinos, y los lópeces del Opus… Los seiscientos y ..., en 1975, los partes del “equipo médico habitual” y Arias Navarro... Después, Suárez, y, más tarde, la firma europea del Isidoro… Lo demás es ya de todos (jóvenes y viejos) conocido…



EL RECUERDO DE CECILIA…

Cuando España ya se desperezaba, cuando se vestía de limpio y salía del letargo…, cuando ya era, posiblemente, la 10 ª potencia industrial, se mataba, como si se tratase del peor de sus sueños, la criatura más entrañable que nos ha cantado, una doña Concha Piquer licenciada en Historia: Cecilia. Recuerdo que fue por allá por Benavente, uno de los cruces de caminos más emblemáticos de España… Me quedé con su copla dolorida, culta, noventayochera y eterna… Jamás la he olvidado… Y en momentos como éste, a veces…, me hace… pensar.
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